Mujeres como Sira Quiroga que desafiaron el establishment y lucharon para cambiar el rumbo de la historia.
La figura de las espías como Sira Quiroga nos ha cautivado a lo largo de los años a través de películas, series y libros, sobre todo a partir de la ll Guerra Mundial, un conflicto bélico con una actividad muy notoria en el campo del espionaje (solo hay que recordar las intrigas que rodearon el famoso Desembarco de Normandía).
Desde entonces, la maquinaria del entretenimiento hollywoodiense ha explotado especialmente este universo, desde la figura legendaria de James Bond hasta Los ángeles de Charlie. No es de extrañar el éxito de Sira Quiroga, la creación de María Dueñas, en la que desde beon. Entertainment basamos nuestro musical El tiempo entre costuras.
En homenaje a nuestra espía favorita de ficción, os presentamos a tres mujeres espías que realmente existieron y que cambiaron el rumbo de la historia, desafiando el orden establecido.
Mata Hari, unos antecedentes similares a los de Sira Quiroga en El tiempo entre costuras
En el caso de Matahari, su nombre es sinónimo de espía seductora y mujer fatal. En realidad, se llamaba Margaretha Geertruida Zelle y su relación con el espionaje aún se debate. A pesar de las dudas, esta bailarina neerlandesa era lo que todas las espías son por naturaleza: osada. Se hizo pasar por princesa de Java y se labró gran fama como bailarina erótica, lo que la llevó a ser una cortesana de la élite europea. Esta mujer, en realidad, sufría la triste realidad de la pobreza, producto de un desgraciado porvenir, ya que se enamoró y se casó con un hombre que, al tiempo, se convirtió primero en alcohólico y después en maltratador.
Huyendo de este destino fatal, dio con el mundo del espectáculo erótico. Este trabajo le llevó a relacionarse con altos cargos franceses, quienes, durante la I Guerra Mundial, manejaban importante información. Por pura necesidad económica tuvo que aceptar varios encargos de espionaje (se dice que su nombre en clave era H21) tras los cuales fue acusada de ser una agente doble. Hay fuentes que parecen arrojar que Mata Hari no fue más que un chivo expiatorio de la inteligencia francesa, que necesitaba enseñar músculo y fuerza contra el bando alemán. Finalmente fue fusilada por los franceses en 1917. La parte inicial de su historia nos recuerda a las tristes vivencias de Sira Quiroga en El tiempo entre costuras.
Fräulein Doktor: una espía rigurosa, estratega y creativa
Elsbeth Schragmüller, apodada Fräulein Doktor, poseía unas extraordinarias capacidades intelectuales. Su inteligencia la convirtió en la primera mujer que dirigió el departamento alemán de espionaje contra Francia, e hizo del servicio secreto alemán una máquina perfecta de captación de información, que supuso un precedente del funcionamiento de los centros de inteligencia estatales de hoy en día.
Durante la l Guerra Mundial consiguió una entrevista con el mariscal de campo Von Der Goltz a quien se ganó con el informe de una posible ofensiva inglesa. La precisión y el rigor de la información sorprendieron al militar alemán. La excelente calidad de sus trabajos la llevaron, lenta pero inexorablemente, a cargos de máxima responsabilidad.
Aportó ideas muy creativas al campo del espionaje, una característica muy similar al talante creativo y desenvuelto de Sira Quiroga en El tiempo entre costuras. Elsbeth Schragmüller tuvo ocurrencias elementales, que suponen tácticas muy básicas hoy en día pero que entonces no practicaba nadie, como alistar civiles con acceso a lugares estratégicos o crear una red de reclutamiento de soldados desertores del bando enemigo.
Hay quien dice que, cuando murió de tuberculosis en 1940, los aliados suspiraron de puro alivio.
Aline Griffith, la espía aristócrata
Esta peculiar agente nacida en Nueva York es la figura más contemporánea que encontrarás en esta breve lista de mujeres espías. Aunque hay quien piensa que gran parte de lo que hizo esta espía son cuentos. Y esto se explica porque ha escrito numerosos libros acerca de sus experiencias como espía internacional, mezclando autoficción, realidad, farándula y personajes legendarios del siglo XX como nadie. Lo cierto es que el público habitual acostumbra a percibir el misterio como un rasgo imprescindible de las figuras de los grandes espías. Quizá por eso, cuando estos nos son revelados, decepcionen a algún que otro fan del espionaje.
Su nombre en clave era Tigre, y se dedicaba a descifrar códigos. Fue enviada a España y allí conoció al que sería su marido: Luis Figueroa, Conde de Romanones, lo que la convirtió en miembro de la aristocracia española. A sus lujosas y sonadas fiestas acudían todas las personalidades del momento, desde Jacqueline Kennedy o Lola Flores, hasta Ava Gardner pasando por Salvador Dalí.
Existen muchos datos entre curiosos y surrealistas sobre su vida, como el hecho de que fue la madrina de bautismo de Antonio Flores (hijo de la Faraona), o que decidió subastar su espectacular colección de joyas al final de su vida, o que era tan amante del queso que hizo de una finca de su marido (que llevaba medio abandonada más de 150 años) una planta de producción de quesos que, hoy en día, cosechan premios nacionales e internacionales gracias a la gestión de su nieto.
Todas ellas comparten los mismos rasgos que vemos en Sira Quiroga en El tiempo entre costuras, y que son en términos generales los mismos que comparten todas las mujeres valientes (espías o no), y que podríamos cristalizar fácilmente en un solo instinto: la insistente capacidad de estar siempre a la altura de las circunstancias.
Disfruta solo hasta el 23 de junio de El tiempo entre costuras, el musical, en el Teatro La Latina de Madrid. ¿Te lo vas a perder?